Con origen en el vocablo latino restrictĭo, la palabra ‘restricción’ se utiliza en idioma español para hacer alusión al acto o consecuencia de restringir (es decir, de limitar el accionar de alguien o el alcance de algo, como se manifiesta a través de expresiones como “Es fundamental restringir las publicidades que inciten a fumar” o “El político generó una fuerte polémica al anunciar su idea de restringir la libertad de prensa”).
Como el concepto se suele aplicar en múltiples circunstancias, resulta interesante conocer qué variedades de restricción existen a nivel general o cómo se puede aprovechar la noción en la vida cotidiana para ampliar nuestros conocimientos y mejorar la riqueza del vocabulario.
Cuando se hace referencia a las restricciones mentales, por citar una opción, se hace foco en la voluntad de limitar la información que se proporciona para, sin llegar a mentir, reservar datos.
Los expertos en Matemática, en cambio, acostumbran hablar de restricciones frente a una función que está contemplada dentro de un subconjunto perteneciente al dominio de otra función. Cuando se reduce el dominio de una cierta función, entonces se hace evidente la restricción en cuestión.
De investigar el término con mayor profundidad se podrán descubrir las particularidades de las restricciones presupuestarias, la restricción del crecimiento intrauterino (RCIU), las restricciones para la circulación en rutas nacionales de transportes de carga, las restricciones de acercamiento hacia un individuo, las restricciones a las importaciones, las restricciones monetarias, las restricciones ecológicas, las restricciones de horario, las restricciones de acceso a sitios de Internet, las restricciones de servicios, las restricciones laborales y las restricciones a personas fumadoras, por citar otras variantes que sirven para demostrar la diversidad de uso de esta noción.