Los establecimientos gastronómicos, por lo general, se suelen designar con la denominación genérica de restaurante. Estos comercios, como sabrán, están presentes en todos los rincones del mundo pero, si bien coinciden en ofrecer comidas, cada uno tiene sus particularidades, su ambientación y estilo, y se especializa en un servicio o cocina en particular.

De evaluar las características de cada uno de estos sitios, analizar su oferta culinaria y hacer foco en las modalidades que le ofrecen a los clientes, se podrán distinguir múltiples tipos de restaurantes.

Hay, por ejemplo, restaurantes de comida rápida (de espíritu informal, con una carta generalmente acotada a platos de preparación simple como lo son las papas fritas, las hamburguesas y las ensaladas); restaurantes buffet (por lo general, funcionan bajo la estructura de autoservicio e invitan a comer sin límites a cambio de una tarifa fija); restaurantes gourmet (sistemas a la carta que incluyen propuestas de cierta complejidad) y restaurantes temáticos (los cuales pueden subdividirse según la comida tradicional de un país o por los valores agregados que tengan, como ocurre con restaurantes inspirados en un arte, una serie, un deporte, etc.).

Asimismo, es posible diferenciar a los restaurantes de servicio estilo francés (sistema de gran categoría en el cual el plato elegido por cada comensal es supervisado por él mismo) frente a los que se organizan bajo el esquema de servicio a la rusa (en el cual el mozo retira los platos que no se utilizarán y lleva a la mesa el menú solicitado en tandas de entrada, primer plato, etc.), de servicio a la inglesa (el mozo sirve cada porción desde una bandeja o fuente de tamaño considerable) o de servicio americano (una versión más ágil y simplificada de los restaurantes con servicio a la rusa).