En 1835, un físico de origen norteamericano llamado Joseph Henry inventó unos dispositivos capaces de servir como interruptores que, en idioma español, se dieron a conocer con el nombre de relés.
Estas piezas que también pueden definirse como relevadores son de gran utilidad en el desarrollo de múltiples sistemas y maquinarias, por eso resulta interesante conocer sus características y saber que, desde su creación, han estado sujetas a múltiples variaciones.
De hacer foco en la oferta de relés y analizar las particularidades de cada variante ofrecida a escala internacional, uno no tarda en advertir que los relevadores se distinguen unos de otros por cómo es la corriente que lo acciona, qué nivel de intensidad soporta, cuántos números de contactos tiene y en qué lapsos de tiempo se activan y desactivan, por citar algunos detalles que marcan la diferencia.
Dentro de la categoría que nuclea a los relés electromecánicos, por ejemplo, se pueden encontrar relés de núcleo móvil, relés tipo armadura, relés de lengüeta y relés biestables o polarizados.
Asimismo, es posible hacer uso de relés de estado sólido, los cuales se hacen presentes en los circuitos híbridos conformados en base a un circuito de disparo, un optoacoplador y un triac.
Como variantes a tener en cuenta si, por alguna razón, los relevadores mencionados líneas arriba no pueden ser aprovechados o no se adaptan al uso que se necesita, aparecen los relés de corriente alterna y los relés de láminas, los cuales se componen de un electroimán activado con una corriente alterna y ofrecen la posibilidad de diferenciar frecuencias.