Todo aquello que tiene la capacidad de quemar algo se describe como quemador (tal como ocurre con los productos y alimentos que se comercializan bajo la denominación de quemadores de grasa por su supuesta acción efectiva para quemar muchas calorías), una palabra que también se emplea para identificar al dispositivo usado en ciertos ámbitos en el cual se quema combustible y genera, en ese proceso, una llama. En suelo mexicano, además, este término refiere a un gusano oscuro de gran tamaño que causa irritación en caso de entrar en contacto con él.

Al buscar información sobre el aparato que produce calor al quemar combustible en estado sólido, gaseoso o líquido descubrimos la existencia de una amplia variedad de equipos.

Los quemadores mixtos, por ejemplo, son aquellos que trabajan con un combustible originado de la combinación de gasóleo y gas, mientras que los quemadores atmosféricos tienen la particularidad de producir llamas a presión ambiente. Asimismo, existen los quemadores con soplante que rinden mejor que los demás por incluir un ventilador que contribuye a incrementar la presión del aire que se requiere para producir la combustión.

Es interesante saber, por otra parte, que hay quemadores modulantes (en los cuales se puede graduar el tamaño de la llama a través de un sistema electrónico) y otros conocidos como quemadores de etapas (un equipo que, al permitir el paso de más o menos combustible, genera llamas de diferentes tamaños). Tampoco se puede dejar de hacer foco en las características del quemador Bunsen, un instrumento que se utiliza en laboratorios científicos para poder esterilizar, calentar o provocar la combustión de reactivos o muestras químicas.