El combustible es un producto fundamental para el funcionamiento de chimeneas, vehículos, máquinas varias, cocinas, etc.
Cuando el procedimiento abarca reacciones nucleares, por ejemplo, se emplea combustible nuclear, mientras que para lograr otras clases de energía destinadas a la generación de electricidad y calor se hace uso de los combustibles fósiles (gasolina, turba, nafta…), una mezcla de compuestos de carácter orgánico que es obtenida del subsuelo y aprovechada para generar energía por medio de la combustión. En este marco también es importante destacar la existencia de los biocombustibles, una alternativa que incluye sustancias que provienen del reino vegetal, como ocurre con las cáscaras de las frutas, el biogas y las algas (elementos que permiten la elaboración de combustible algal).
Por otra parte, hay que tener en cuenta que el combustible fósil ha comenzado a ser reemplazado por los combustibles alternativos, entre los que aparecen el biobutanol y el hidrógeno.
Para el funcionamiento de los cohetes, en cambio, se han aprovechado propuestas como el llamado combustible Tonka (de procedencia alemana, utilizado por Corea del Norte).
Cabe resaltar que la presentación y el estado de estos elementos da lugar a la segmentación a través de las categorías de combustibles líquidos (como la gasolina), combustibles sólidos (madera, carbón) y combustibles gaseosos (gas licuado de petróleo, gas natural).
De buscar más precisiones informativas acerca de los combustibles, se podrán descubrir por ejemplo las particularidades de los combustibles sintéticos. Además, ganará relevancia la expresión “combustible espiritual”, entendida como aquello que necesita el ser humano para ser fuerte y tener satisfacción interior sin importar sus logros o acumulaciones materiales o superficiales.