El hecho de proponer algo da como resultado una proposición. Al buscar información sobre el significado de esta palabra descubrimos que existen múltiples interpretaciones y modos de clasificar a este término de acuerdo al ámbito en el cual se utilice, por ese motivo en los párrafos siguientes describiremos varios tipos de proposiciones con el objetivo de ofrecer datos útiles sobre el tema.

Los expertos en Derecho, por ejemplo, apelan a la expresión “proposición para delinquir” cuando hacen foco en el delito basado en invitar a alguien a participar en una acción delictiva.

Desde el plano de la Filosofía, en tanto, se reconocen las proposiciones afirmativas (en las cuales el sujeto figura en el desarrollo del predicado), las proposiciones disyuntivas (aquellas que reflejan una incompatibilidad de al menos un par de predicados respecto a un sujeto), las proposiciones hipotéticas (aprovechadas para negar o afirmar algo de manera condicional), las proposiciones universales (donde al sujeto se lo considera en toda su extensión), las proposiciones particulares (cuyo sujeto es tomado en parte) y las proposiciones negativas (en la extensión del predicado no está contenido el sujeto).

La estructura interna de un enunciado analizado desde la Lógica proposicional, por otra parte, permite distinguir a las proposiciones atómicas frente a las proposiciones moleculares, por ejemplo.

En materia legislativa, en cambio, ganan protagonismo las expresiones de proposición de ley (aquella que hacen por escrito las cámaras legislativas ajustándose a los requisitos legales para que se tramite y apruebe una ley) y de proposición no de ley (medida parlamentaria que busca que una cierta cámara se pronuncie de manera no legislativa en torno a un determinado tema).