Varias son las interpretaciones y aplicaciones que posee el concepto de sujeto, una palabra con origen latino (“subiectus”) que se utiliza en Filosofía, Gramática y en el léxico policial, por citar algunos de los campos en los cuales está presente este término.
Según se advierte al consultar el diccionario de la Real Academia Española (RAE), este vocablo se emplea como adjetivo para escribir a aquello que es propenso o está expuesto a una determinada cosa (“Descuento sujeto a disponibilidad de stock”), así como también alude a un tema o cuestión sobre la cual se escribe o se habla (“El sujeto de debate es un reglamento polémico”).
Por otra parte, las autoridades policiales o bien cualquier individuo que ignore la identidad de otro suele apelar a la idea de sujeto. Ejemplos: “Se procedió a la detención de un sujeto de aproximadamente 26 años”, “Aquel sujeto me amenazó de muerte”.
Los expertos en Filosofía, en cambio, relacionan al sujeto con el espíritu del ser humano, mientras que los especialistas en cuestiones gramaticales clasifican al sujeto de acuerdo a las particularidades de cada oración analizada.
En este último sentido, resulta interesante mencionar categorías que enriquecen la noción, tal como los casos del sujeto explícito (figura en la estructura evaluada), el sujeto tácito (se sugiere, ya que no está manifestado de manera concreta), el sujeto agente (utilizado para la voz activa, es quien desarrolla la acción descripta por el verbo), el sujeto paciente (propio de la voz pasiva, recibe o padece el acto indicado por el verbo) y el sujeto compuesto (formado por dos núcleos), por mencionar varias posibilidades a modo de referencia.