Tipos de prejuicios


Los prejuicios nacen por la costumbre de la gente a formar opiniones previas (y, generalmente, de contenido negativo) antes de conocer a alguien en profundidad. Son resultado, tal como dice la teoría, del acto de prejuzgar.

A partir de un prejuicio se discrimina, domina o ignora a otro pero, en este marco, hay quienes lo aceptan como un mecanismo de defensa que le permite a un sujeto anticiparse a una posible situación de riesgo sin razonar, confiando exclusivamente en sus preconceptos.

Al analizar las particularidades y orígenes de los prejuicios podemos distinguir a los llamados prejuicios excluyentes que ponen el foco en inferioridades genéticas o naturales o en diferencias culturales para hacer que alguien se sienta superior a otro y con la capacidad de imponerse sobre él para dominarlo.

Los prejuicios cognitivos, en tanto, son consecuencia de una desviación en cómo se procesa aquello que se percibe, generando inexactitudes y una distorsión en la interpretación de una información, provocando en quien padece este problema una predisposición a pensar y resolver de modo cerrado sin saber cómo es algo o alguien en verdad.

El prejuicio de retrospectiva, por su parte, se considera un sesgo de carácter cognitivo que impulsa a la persona a alterar el contenido de la opinión previa una vez que se está al tanto de lo acontecido o se conoce en profundidad a alguien, creándose así un falso recuerdo.

La tendencia a no advertir la existencia de prejuicios cognitivos propios, es decir, la imposibilidad de tomar conciencia acerca de los prejuicios de uno mismo, por último, se define como prejuicio de punto ciego.