Así como la maternidad es la etapa que la mujer transita a partir de que queda embarazada o concreta la adopción de un hijo, la paternidad (vocablo derivado del término latino paternĭtas) es la condición de padre (que puede ser exclusiva del hombre o bien referir de un modo general tanto a la madre como al progenitor de sexo masculino).
Si bien el concepto siempre remite a la existencia de un vínculo donde hay progenitores y descendientes, la idea de paternidad fue variando con los años, las épocas y las civilizaciones.
Hoy en día, es posible hablar de paternidad precoz cuando el niño tiene un padre demasiado joven (por lo general, son casos de embarazos no deseados protagonizados por adolescentes), de paternidad ejercida por homosexuales (una experiencia que no presenta diferencias respecto a la maternidad y/o paternidad ‘tradicional’ salvo por el detalle de que son personas del mismo sexo las que tienen un hijo en común), de paternidad extramatrimonial (cuando se gestan hijos por fuera del matrimonio) y de paternidades no reconocidas (casos en los cuales los hombres se niegan a reconocer a un hijo como propio, razón por la cual se suelen llevar a la Justicia).
Cabe resaltar que, además de las mencionadas líneas arriba, hay paternidades naturales (las que se desarrollan sin necesidad de que intervenga la ciencia), paternidades responsables (aquellas que implican obligaciones y responsabilidades asumidas a conciencia) y paternidades negadas (casos donde, por lo general, hay sospechas masculinas respecto a la filiación de un niño pero la madre le niega esa realidad), entre muchas otras clases de paternidad.