Con origen en el vocablo francés passeport, el término pasaporte refiere a un documento personal que le sirve a quien lo gestiona como permiso para llevar a cabo una determinada acción o bien para ingresar a un lugar específico por un cierto periodo de tiempo.
Si hablamos de los pasaportes que otorgan las autoridades de una nación, entonces se los puede describir como licencias con alcance internacional que le permiten a un ciudadano viajar hacia diversos países, aunque para que se mantengan vigentes con el paso de los años es necesario realizar una renovación cada cierto tiempo. Como esta documentación se distingue de otras de su mismo tipo por la nacionalidad de quien la ha tramitado, es posible diferenciar entre pasaportes argentinos, pasaportes cubanos, pasaportes paraguayos y pasaportes venezolanos, entre otros. En este marco, también resulta interesante mencionar la existencia del pasaporte andino, un permiso que autoriza a los residentes de Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador a trasladarse con libertad por el territorio de la Comunidad Andina.
De tener en cuenta la tecnología, en cambio, se podrá distinguir entre los pasaportes tradicionales y los pasaportes biométricos (confeccionados a partir de un circuito de carácter electrónico para ofrecer mayor seguridad y minimizar el riesgo de falsificaciones). De buscar ejemplos de pasaportes antiguos, se podrá recordar a los pasaportes Nansen, tal el nombre que recibía la identificación que se les otorgaba a los refugiados.
Menos formales pero con el mismo nivel de libertad son los pases que ofrecen varias empresas a sus clientes, un beneficio que se suele denominar pasaporte y le permite al cliente que lo posee hacer un uso libre de un servicio o producto.