El concepto de papa tiene múltiples acepciones y aplicaciones diversas según el contexto en el cual se lo mencione. Dicho en singular, suele ser asociado en primer lugar al campo de la religión ya que se define así al Santo Padre o Sumo Pontífice (hoy en día, el Papa dentro de la Iglesia Católica es Benedicto XVI).
Claro que una papa también puede ser una patata (tal como se conoce a una planta comestible nativa de América que se cultiva en numerosas regiones del planeta). En este caso, se puede diferenciar entre papas blancas, papas negras, papas andinas, papas amargas y papas dulces, así como también clasificarlas según cómo se las cocine como papas al horno, papas fritas, papas soufflé o papas a la crema, entre otras. De tener en cuenta su forma al cortarlas, se hablará en cambio de papas bastón, papas rejilla, papas noisette, papas españolas, etc.
En otras circunstancias, se suele aceptar el vocablo como sinónimo de tontería (“Este desafío es una papa: lo resolví en cinco minutos”) o bien citarlo como sinónimo de comida en especial cuando el mensaje está dirigido a un niño pequeño (“Si comés toda la papa, mamá te va a dar un chocolate”). Además, funciona como apellido, tal el caso del jugador de fútbol Emiliano Papa, entre otros.
De pronunciarlo y/o escribirlo con tilde en la última ‘a’, por otra parte, se transforma en equivalente a “padre”. Por ejemplo: “Papá, ¿me comprás este vestido?”, “Portate bien si no querés que papá se enoje”.