Muchas veces oímos hablar de la “capa de ozono” y hasta pudimos haber comprado un aromatizante con olor a ozono sin saber bien a qué refiere la idea de ozono. Por esa razón, hoy haremos foco en la definición de este vocablo que halla su origen en una palabra griega y citaremos sus variantes.
Según indica la Real Academia Española (RAE), se trata de un término relevante a nivel químico que describe al estado alotrópico que adquiere el oxígeno a partir de estímulos eléctricos y que deriva en un gas de elevado poder oxidante y un aroma poderoso. De respirarse en niveles elevados, el ozono puede llegar a irritar la garganta o la zona ocular, un inconveniente que consigue revertirse al oxigenar el organismo con aire puro durante unos minutos.
Este gas, dicen los expertos, suele aparecer en la atmósfera, aunque en niveles bajos, tras una tormenta. De acuerdo a los especialistas, el ozono de la atmósfera queda concentrado en un estrato conocido con el nombre de ozonósfera.
Claro que también es posible estudiar las particularidades del ozono estratosférico (el cual nace como consecuencia de las radiaciones ultravioletas) y distinguir de él al ozono ambiental o troposférico, una clase de gas carente de coloración que surge a partir de reacciones de carácter fotoquímico en las cuales intervienen partículas orgánicas volátiles y óxidos de nitrógeno. Esta última variante mencionada es uno de los componentes del smog, tal como se conoce al fenómeno de apariencia densa y tonalidad plomiza que se puede apreciar en entornos en los cuales el aire está contaminado.