Cuando alguien opera o lleva a cabo una maniobra enmarcada en el verbo operar, se está frente a una operación. Esta palabra, procedente del latín operatĭo, posee una gran amplitud de significados y puede, por lo tanto, aprovecharse en ámbitos muy distintos entre sí.
Una operación comercial, por ejemplo, es un acuerdo o contrato que se concreta tras un periodo de negociaciones entre dos o más partes interesadas en un proyecto en común. En cambio, las operaciones matemáticas abarcan procedimientos específicos que buscan trabajar y manipular datos con el propósito de obtener un resultado.
Asimismo, si se hace foco en la logística y organización de las fuerzas militares para enfrentarse a un objetivo concreto, el tema de conversación estará centrado en la idea de una operación militar. De dejar en evidencia un plan desarrollado por uno o más medios de comunicación pensado para desacreditar y/o difamar a alguien, por otra parte, se hablará de “operación de prensa”.
Claro que, en la vida cotidiana, existen numerosas expresiones construidas a partir de la noción “operación”. Como sabrán, es habitual que este vocablo se emplee como sinónimo de intervención quirúrgica (“Luis salió bien de la operación: ahora hay que aguardar los resultados”; “No me animo a hacerme operaciones estéticas”; “Me voy a tener que someter a una operación de rodilla”; “La operación está programada para el próximo martes”), pero también son frecuentes conceptos como “operaciones bancarias” y “operaciones financieras”.
Tampoco se pueden dejar de mencionar a “Operación Triunfo” (producto televisivo concebido como reality show para hallar talentos musicales) y al recordado libro del escritor argentino Rodolfo Walsh: “Operación Masacre”.