El concepto de nobleza no sólo refiere a la cualidad de noble (término derivado del latín nobĭlis que describe tanto a una persona generosa y honrosa como a quien tuvo un nacimiento ilustre o el privilegio de recibir algún título del reino) y a una tela de seda sino que también hace referencia al conjunto de nobles que pertenecen a un Estado o región determinada.
Para apreciar al detalle las particularidades de este grupo y descubrir cuántas clases de nobleza existen, es necesario analizar cuestiones del pasado y dejarse sorprender por los criterios que condicionan a este estamento desde tiempos remotos.
Así, entonces, se podrá advertir que no todos los títulos de nobleza son iguales. Al respecto, se puede decir que existen, entre otras, la nobleza inmemorial (exclusiva de familias nobles cuyos orígenes datan de la época de caída del Imperio Romano y de aquellos poseedores de nobleza feudal que pueden demostrar su posesión de derechos nobiliarios desde tiempos inmemoriales) y la nobleza de privilegio (aquella que concedía el monarca de cada nación a modo de recompensa por servicios o acciones gloriosas).
Además de ellas, también es posible reconocer a la nobleza de sangre (aquella que se asocia al linaje y se transmite, por lo tanto, de generación en generación) y a la alta y baja nobleza. Sobre estas últimas categorías, es interesante resaltar que en España la clase más importante de nobleza está representada por los duques, los marqueses y los condes, mientras que la baja nobleza está compuesta por hidalgos, escuderos e infanzones, entre otros.