El acto y la consecuencia de motivar, así como también las razones que llevan a alguien a actuar de determinada manera, se definen como motivación, según se advierte al consultar el diccionario de la Real Academia Española (RAE).
Al analizar este concepto y al acumular datos sobre el tema uno descubre numerosas ramas y categorías que diversifican a la noción y amplían, por lo tanto, su campo de aplicación. Para ayudarlos a saber más sobre este vocablo, a continuación ofreceremos información vinculada a sus presentaciones y modalidades.
A grandes rasgos, por ejemplo, es posible distinguir a las motivaciones racionales frente a las motivaciones de origen irracional. Asimismo, hay motivaciones intrínsecas (generadas por deseos internos y pretensiones personales) y motivaciones extrínsecas (provocada por influencias y estímulos externos que llevan a la persona a esforzarse para conseguir algo que no obtendría con la motivación intrínseca).
El área donde se generan las ganas de hacer y lograr un determinado objetivo también da lugar a clasificaciones. Así nacen entonces las categorías de motivaciones deportivas, motivaciones laborales, motivaciones académicas, motivaciones artísticas, motivaciones familiares, etc.
El psicólogo estadounidense Abraham Maslow, en tanto, desarrolló la idea de metamotivación para identificar a la motivación de un conjunto de individuos que se ha autorrealizado y concentra entonces sus energías en lograr su máximo potencial.
Desde el plano de la semiótica, por señalar otro caso que permite apreciar los alcances de este término, se interpreta a la motivación como la semejanza que posee un significante en relación a su significado para ocasionar su elección como símbolo de algo.