El concepto de meseta tiene, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), dos interpretaciones: una lo presenta como las planicies de cierta extensión que se sitúan a una altura considerable respecto al nivel del mar; la otra lo asocia a la parte de piso horizontal en la cual finaliza cada tramo de una escalera.

De buscar referencias prácticas en el mundo, descubrimos que esta palabra tiene numerosas aplicaciones y da lugar a un gran número de categorías.

La porción llana ubicada sobre los chiqueros de las plazas de toros, por ejemplo, está bautizada como meseta del toril. En territorio colombiano, en tanto, existe en el departamento del Meta un municipio que se conoce como Mesetas. Los expertos en Matemática, en cambio, hablan de meseta en relación a la parte del dominio de una función en la cual se registra un valor constante.

A nivel geográfico, por otra parte, se pueden distinguir mesetas diseccionadas (con relieve abrupto a raíz de la erosión), mesetas de hielo (por pérdida de capas de un glaciar) y mesetas submarinas (u oceánicas, las cuales se elevan hasta superar el nivel del lecho marino), entre otras.

Además, es posible aludir a la meseta iraní (también llamada meseta de Irán o meseta persa), a la meseta antártica (bautizada asimismo como meseta del Polo Sur y meseta polar), a la meseta central española (dentro de la cual se reconocen a su vez la Meseta Norte y la Meseta Sur) o a la meseta Volhynian-Podolian (conjunto conformado por dos mesetas), por detallar otras posibilidades a modo orientativo.