La teoría indica que la preferencia de carácter espontánea que lleva a un ser vivo a dominar y a utilizar de manera predominante los órganos y extremidades del lado izquierdo o del derecho se conoce como lateralidad.
En el caso de los humanos, se advierte que prevalece la lateralidad derecha, dándole un uso mayor al ojo, al oído, al brazo y a la pierna derecha. En menor medida se encuentran personas que aprovechan más su lado izquierdo, recibiendo la denominación de zurdas.
También es interesante tener en cuenta que se define como lateralidad forzada a la situación donde el individuo, por diferentes razones y circunstancias, se ve obligado a trabajar con el lado contrario al que aprovecha de modo natural.
Asimismo, hay casos de lateralidad cruzada donde se tienen destrezas con ambos lados, ya sea como resultado de un entrenamiento o de una habilidad innata. En este marco, es posible hallar personas que escriben de manera indistinta con la mano izquierda o con la derecha, y otras que se desempeñan mejor con un lado u otro según la acción (se puede patear mejor el balón con la pierna izquierda pero tener más fuerza en el brazo derecho para batir o sujetar un vaso, por ejemplo).
Tampoco se puede dejar de hacer alusión a la lateralidad en los deportes de tabla, ya sea para desplazamientos por agua o superficie sólida, ya que hay diferencias en la preferencia de los deportistas a la hora de mantener el equilibrio colocando un pie u otro en la parte delantera.