El concepto de jitomate, un término originado a partir de la combinación de vocablos del háhuatl tal como se advierte al repasar la historia de esta palabra, es sinónimo de tomate. A este producto alimenticio que en suelo mexicano, según se cuenta, se cultiva desde tiempos remotos, se lo consume tanto de forma fresca y cruda como también procesado y combinado de múltiples maneras. Hay jitomate de lata, en zumo, deshidratado, jitomate asado, jitomate relleno, jitomate frito, en salsa, en caldo, etc… En definitiva, se trata de un comestible para aprovechar en todas sus versiones y para incluirlo en numerosas recetas a fin de disfrutar su sabor y obtener beneficios de sus propiedades nutricionales.

Desde hace un tiempo, una de las variedades más demandadas a nivel internacional es la del jitomate orgánico para incluirlo dentro de un plan de alimentación saludable y respetuoso con el medio ambiente. También se extiende cada vez más en el mundo el sistema hidropónico para el cultivo del jitomate.

Es importante señalar asimismo que, en México, se reconoce como jitomate al tomate rojo para diferenciarlo del tomate verde. De acuerdo a quienes han estudiado y analizado las aplicaciones de esta noción, lo correcto es presentar como jitomate únicamente al tomate de gran tamaño y color rojizo que, por su aspecto, da la sensación de tener un ombligo pero, aún así, a nivel general se suele hacer alusión al jitomate cherry o al jitomate guaje (tal como se ha bautizado al tomate de forma alargada), por señalar algunos ejemplos a modo de referencia.