El concepto de inversión abarca una gran cantidad de situaciones y puede aplicarse en múltiples contextos, por eso es importante conocer todos sus significados y saber los detalles de cada una de las categorías que amplían el alcance de esta noción.

Es posible distinguir, por ejemplo, entre inversiones financieras e inversiones empresariales del ámbito privado, pero las posibilidades de uso de este término no se reducen a la cuestión económica.

Cuando se apela a la expresión “inversión meteorológica”, por indicar otra alternativa, se hace foco en el aumento térmico anormal de la atmósfera con la altura como consecuencia de una capa caliente de aire que puede llegar a generar un incremento de la contaminación atmosférica.

La inversión cromosómica, dicen por su parte los expertos en Genética, se evidencia como una transformación estructural debido a la cual un segmento cromosómico, dentro del mismo cromosoma, varía su sentido. Los especialistas en Informática, en tanto, presentan a la inversión de prioridades como un hecho problemático al planificar tareas porque lleva a dos tareas de distinta prioridad a compartir recursos, provocando que quede en segundo plano la acción de mayor prioridad.

La inversión de corriente en materia electrónica, el fenómeno geológico conocido como inversión del campo magnético de la Tierra, la inversión del nitrógeno analizada por la Química, la inversión parental estudiada por la Biología Evolutiva y la inversión de población propia de la Mecánica Estadística son otras opciones a tener en cuenta al centrar la atención en la diversidad de uso del concepto de inversión.