El acto, así como también la consecuencia, de inmigrar se define como inmigración. Esta palabra goza de gran popularidad a nivel general ya que a diario surgen noticias sobre las realidades y condiciones de las personas que abandonan su tierra natal para llegar, con fines de establecimiento permanente, a una nación extranjera.

Hay, en la práctica, diferentes clases de inmigración. Una de ellas es la llamada inmigración ilegal, propia de individuos que, al no ajustarse a las normativas del país al que arriban, ingresan de manera clandestina sin documentación, y quedan en condición irregular.

Cabe destacar que la decisión de radicarse en una nación que no es la propia puede estar motivada por una gran cantidad de situaciones.

Existen, por señalar algunas posibilidades a modo de referencia, la inmigración por razones laborales ya que en sus lugares de origen numerosas personas sufren la falta de empleo o las condiciones del trabajo no son dignas y entonces se marchan en busca de un futuro mejor; la inmigración por motivos educativos (para poder tener una formación académica sólida o estudiar en instituciones prestigiosas); la inmigración impulsada por la necesidad de escapar de guerras y persecuciones que además de provocar terror dejan a las ciudades destruidas y sin las mínimas condiciones de seguridad y estabilidad para poder salir adelante y hasta la inmigración por causas románticas, ya que hay personas que conocen a otras por Internet y deciden dejar todo para instalarse en urbes ajenas por estar enamoradas y convencidas de empezar una nueva vida alejados de sus países.