Cuando en una conversación aparece la idea de herencia, es común que inmediatamente se piense en la agrupación de obligaciones, derechos y bienes que alguien recibe a modo de legado de parte de un familiar fallecido. Pero hay en la práctica una amplia variedad en materia de herencia.
Los expertos en Derecho, por ejemplo, identifican a la herencia yacente como aquella que aún no se le adjudicó a los correspondientes herederos, mientras que quienes se especializan en el análisis de cuestiones genéticas de los seres vivos trabajan en torno a la herencia genética. Cuando aparece una enfermedad o se expresa un fenotipo por la interacción entre un par de genes distintos, en este marco, se hace alusión a la herencia digénica, así como gana protagonismo la herencia intermedia en casos de dominancia incompleta donde los homocigotos presentan diferencias en materia fenotípica respecto a los heterocigotos.
Los especialistas en Informática, por su parte, apelan a esta noción para describir al mecanismo que emplean para conseguir objetivos al desarrollar un software. En este contexto, por señalar un caso concreto, la herencia múltiple identifica al lenguaje de programación donde una clase puede llegar a heredar rasgos de varias superclases, a diferencia de la herencia simple en la cual una clase solo tiene la capacidad de heredar de una superclase. La herencia diferencial, en tanto, se basa en la idea de que la mayor parte de los objetos son derivados de otros más generales, teniendo diferencias mínimas con ellos.
La herencia cultural, la herencia virtual, la herencia biológica y la herencia holándrica son otras alternativas que demuestran el amplio alcance de este vocablo y sus numerosas aplicaciones.