En la vida cotidiana podemos hacer referencia a diversas clases de habanos. Puede ser un color, un adjetivo que hace alusión a la ciudad cubana de La Habana, en Colombia puede aprovecharse como sinónimo de banano o identificar a un cigarro puro procedente de Cuba.
En este último caso, tenemos la posibilidad de diferenciar entre habanos artesanales, habanos saborizados (se elaboran con sabor a vainilla, a cereza, etc) y habanos importados, por señalar algunas de las categorías más comunes. Cabe destacar también que hay en el mercado muchas marcas, líneas, tamaños y calidades, razón por la cual varían los precios de este producto que tiene todo un ritual para ser disfrutado y apreciado con todos los sentidos en alerta: cortarlo y encenderlo, por ejemplo, es una ceremonia en sí misma porque exige precisión y conocimiento para no desarmar ni desgarrar al habano.
Además hay que tener en cuenta que las intensidades de cada pieza son otra variable a considerar a la hora de adquirir, obsequiar o querer fumar un habano ya que hay habanos suaves, habanos de sabor medio y otros que poseen un sabor fuerte: todo depende del tipo de tabaco que se haya utilizado en su elaboración.
Distinto a los casos mencionados líneas arriba (para los cuales la persona tiene que ser mayor de edad) es el habano de chocolate, ya que se trata de una especie de galleta o golosina que puede ser disfrutada por personas de todas las edades; de ahí que suelan estar disponibles en cumpleaños o fiestas familiares.