El acto de girar da como resultado un giro. Más allá de ser una acción realizada con el cuerpo, este término también describe a cambios y movimientos de transformación en una narración, una charla, un objetivo, una investigación, etc. En la práctica hay una gran cantidad de giros, que en esta nota vamos a recordar y a describir para apreciar la diversidad de interpretaciones y usos de esta noción.

El giro postal, por ejemplo, es el servicio que ha reemplazado al antiguo giro mutuo (eran giros oficiales autorizados por el Gobierno) y que se realiza en oficinas de correo. Para las comunicaciones por telégrafo, se hace alusión a los giros telegráficos.

Al analizar el cerebro, en tanto, es posible distinguir a los giros cerebrales, también conocidos como circunvoluciones. Se puede hacer referencia al giro frontal inferior, al giro frontal superior, al giro frontal medio, al giro frontal precentral, al giro frontal medial, al giro temporal superior, al giro paraterminal, al giro fusiforme, al giro cingulado, al giro dentado, al giro supramarginal, al giro lingual y al giro parahipocampal, entre muchos otros.

Los giros bruscos, es decir, los movimientos repentinos, pueden surgir, por señalar una posibilidad, al conducir un vehículo. Son maniobras peligrosas que pueden derivar en un accidente.

Una investigación llevada a cabo para esclarecer un crimen, así como muchas otras situaciones de la vida cotidiana, pueden tener giros inesperados. Quienes se dedican a la danza, en tanto, tienen varias clases de giros a disposición a la hora de bailar (con los pies juntos, con un pie en punta o en media punta, etc).