A la hora de poner a prueba nuestras habilidades para la repostería, el ganaché aparece como una opción interesante a tener en cuenta. Se trata de una crema que permite decorar, rellenar y cubrir pasteles, tartas, bombones, trufas, bizcochos y otras preparaciones similares que cautivan la vista y conquistan el paladar con su dulzura.

Según los ingredientes que utilicemos y las proporciones que apliquemos, obtendremos diversas clases de ganaché, algunas más ligeras o espesas que otras, de acuerdo a la consistencia buscada. El más común es el ganache de chocolate (en versiones negro – amargo – y blanco) muchas veces aromatizado con alguna bebida alcohólica (licor, ron, tequila, whisky, etc) o esencia de vainilla, pero también hay quienes se animan a jugar con otros sabores para lograr resultados únicos.

Para sumar una cuota de color en muffins, por indicar una posibilidad, el ganaché de fresa es ideal, mientras que la ganaché de menta es irresistible cuando se aprovecha para rellenar bombones.

Solamente es necesario respetar las bases de la ganache: después, es cuestión de combinar productos y experimentar con la pastelería para sorprendernos con postres deliciosos de atractiva apariencia. Ganache de limón, ganache de durazno, ganache de maracuyá, ganache de marroc, ganache de mantecol y ganache de banana son otras mezclas a disposición de todo aquel que desee elaborar algún bocado dulce y tentador, pero las recetas al respecto no se agotan: investigar, buscar sugerencias y no ponerse límites a la hora de cocinar son los secretos para crear las más originales ganaches.