La pasión exagerada que alguien experimenta en torno a otro ser, cosa, pasatiempo o actividad, la idolatría y la adoración son signos evidentes en casos de fanatismos.
Hay muchas clases de fanatismo, por eso es fácil categorizarlos teniendo en cuenta temáticas, edades y otras variables similares. Lamentablemente, a veces los fanatismos son desencadenantes de hechos violentos, una realidad que habría que modificar a partir de la toma de conciencia mundial sobre la importancia de ser tolerantes y respetuosos con las creencias y pensamientos del prójimo.
La religión, por ejemplo, es un disparador de fanatismo. Los fanáticos religiosos usan como excusa la fe, su credo, para cometer crímenes y llevar adelante acciones repudiables contra quienes no comparten sus creencias. Así como existe este grupo, también es posible reconocer al fanatismo antirreligioso, que tienen la misma intransigencia pero dirigida hacia los fieles de una cierta religión.
El fanatismo deportivo es otra modalidad muy extendida a nivel mundial. Los fanáticos de un deportista o equipo son capaces de todo con tal de respaldar, alentar y ser incondicionales de sus favoritos. Y por supuesto existe en este marco la rivalidad con aquellos que poseen preferencias contrarias.
Los artistas, por último, son otra fuente de inspiración para el desarrollo de un fanatismo. Es el fanatismo más común entre niños y jóvenes, que no dudan en manifestar su admiración hacia cantantes, bandas y actores como Justin Bieber, One Direction, Katy Perry, etc. Incluso, hay series y dibujos animados que provocan fanatismos, como sucede con Los Simpson por mencionar una posibilidad.