Además de reconocernos de manera simple las costillas en nuestro cuerpo, solemos emplear el término para identificar cortes de carne apta para el consumo humano. En ámbitos más especializados, como los de la Marina, la Botánica y la Arquitectura, también adquiere una relevancia específica la idea de costilla.

Dadas sus múltiples aplicaciones, en esta nota detallaremos diferentes clases de costilla para ayudarlos a aprender más al respecto.

Se describe, por ejemplo, como costilla flotante a aquella que se ubica entre los músculos abdominales y posee un extremo libre sin llegar hasta el cartílago que ensambla a las costillas falsas con el esternón. Cabe destacar que las costillas falsas, también conocidas como fornacinas, se caracterizan por no estar apoyadas en el esternón; de tener dicho respaldo, se las define como costillas verdaderas. En ocasiones, muchas mujeres (aunque los hombres no están excentos) evidencian una malformación de carácter congénito que se diagnostica como costilla cervical o costilla de cuello y representa a una costilla supernumeraria que se localiza arriba de la primera costilla del esternón.

A nivel gastronómico, en cambio, se tiene en cuenta el animal utilizado en cada menú para realizar una clasificación descriptiva. Así, entonces, se suele hacer alusión a las costillas de cordero, las costillas de cerdo y las costillas de ternera.

Existen, por otra parte, plantas que en su nombre incluyen la idea de costilla, tal como sucede con la Costilla de Adán (ejemplar endémico de selvas tropicales que también ha sido bautizado como cerimán) y la Costilla Danto (planta con flor endémica del norte de América del sur, América Central y el suelo mexicano).