Al prestar atención al comportamiento de cada parte de nuestro organismo al movernos y/o realizar ejercicios físicos descubrimos que se pueden distinguir diferentes clases de contracciones de los músculos.

Las contracciones musculares son procesos de carácter fisiológico que se caracterizan por marcar un estiramiento o acortamiento del músculo tensionado a partir de un estímulo.

En la vida cotidiana, en especial cuando practicamos algún deporte o llevamos a cabo una actividad para mantener el organismo tonificado, solemos experimentar contracciones musculares heterométricas, que a su vez se segmentan en excéntricas y concéntricas. El primer grupo se caracteriza por el alargamiento de un músculo a raíz de una resistencia aplicada más intensa que la tensión que se ha ejercido; las concéntricas, por su parte, son contracciones musculares donde la tensión alcanza para superar la resistencia, tal como sucede por ejemplo al llevarnos alimentos con el brazo hacia la boca para ingerirlos.

Las contracciones isométricas, en cambio, son aquellas donde el músculo se mantiene estático pero con tensión, como ocurre al levantar peso con uno o dos brazos y mantener la carga elevada sin movimiento.

La combinación de contracciones isométricas con heterométricas, en tanto, da como resultado una contracción muscular auxotónica, advertida por señalar un caso puntual al trabajar con extensores.

Más allá de las posibilidades descriptas en los párrafos anteriores, existen además las contracciones musculares isocinéticas, propias de disciplinas como el remo y la natación, actividades en las cuales la velocidad se mantiene constante a lo largo de cada movimiento y, al incrementarse la fuerza, aumenta en las mismas proporciones la resistencia.