Se conoce como carbón al sólido de color oscuro que se obtiene a partir del proceso incompleto de combustión o de la destilación sin terminar de leña u otros productos orgánicos.

Se trata de un recurso no renovable que, en función de sus particularidades, está sujeto a numerosas clasificaciones. Para orientarlos sobre el tema sin apelar a conceptos complejos y poder ayudarlos a ampliar sus conocimientos, en los párrafos siguientes describiremos diferentes tipos de carbón.

El obtenido a partir de leña, por ejemplo, recibe el nombre de carbón vegetal, mientras que el material fósil de gran dureza que surge por un proceso lento de descomposición de elementos leñosos se identifica como carbón mineral o de piedra.

El carbón de arranque, por su parte, es aquel que se logra en base a raíces, mientras que el carbón animal nace al calcinar huesos y se destina a quitarles color a determinadas sustancias líquidas. El carbón de canutillo, por su parte, se elabora haciendo uso de ramas estrechas de ciertos árboles.

Es importante tener en cuenta que, más allá de estas categorías, se contemplan a nivel internacional distintas modalidades para identificar al carbón. De acuerdo a la clasificación francesa, por indicar una posibilidad, hay carbones delgados, carbones inflamables grasos, carbones inflamables secos y antracita (tal como se define a los carbones fósiles poco bituminosos que arden con dificultad).

La clasificación de Estados Unidos, en cambio, contempla las categorías de antracita, bituminosos, sub-bituminosos y lignito, con subcategorías que diversifican a cada grupo. El sistema europeo de clasificación, por su parte, reconoce a la antracita, al carbón bitu y sub-bituminoso, al meta lignito y al orto-lignito.