Antes de aprender a distinguir entre distintas clases de capitalismo es necesario repasar la teoría para refrescar conocimientos. De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), este concepto identifica a un sistema económico donde el capital está concebido como una fuente de producción y generador de riqueza. En este contexto, la mayoría de los medios de producción pertenece a manos privadas y su explotación persigue finalidades de intereses lucrativos y beneficios financieros.
Ya inmersos en el tema, estamos en condiciones de saber o recordar las particularidades de cada categoría.
Cuando el régimen gira en torno a contratos desarrollados de manera voluntaria sin necesidad de que intervengan terceros y el juego de la oferta y la demanda es el sistema que determina el precio de los servicios y los bienes, por ejemplo, se hace alusión al capitalismo laissez-faire.
De haber un dominio de entidades burocráticas y entidades jerárquicas que logran, por ejemplo, que haya políticas de Estado que sean funcionales a los intereses de las empresas, entonces adquiere relevancia la idea de capitalismo corporativo. Si es el Estado el encargado de organizar y administrar los medios de producción para gestionar las actividades económicas de carácter comercial, en cambio, se hace referencia al capitalismo de Estado.
Más allá de estas expresiones, aparecen clasificaciones como capitalismo libertario, capitalismo democrático, capitalismo clientelista, capitalismo cognitivo y capitalismo renano que diversifican el sentido de esta noción y amplían el margen de aplicación de esta palabra que también se utiliza para describir al grupo de capitales que constituye una entidad económica.