Si bien la teoría señala que la palabra armónica puede ser el adjetivo que describa algo que refleja armonía (“Hay que promover las relaciones armónicas con el medio ambiente”), en esta oportunidad haremos foco en la interpretación musical del término.
De limitar la búsqueda de información a los instrumentos musicales con orificios que debemos soplar para generar sonidos, encontraremos un gran número de alternativas interesantes cuyas particularidades vale la pena conocer.
Entre las variedades que existen aparece la armónica cromática, la cual posee una escala cromática completa. En cada celda hay dos pares de lengüetas. Se trata de un elemento apto para blues, música clásica, jazz o música celta, entre otros estilos.
La armónica diatónica, en tanto, incluye una decena de agujeros y una extensión de tres octavas. A esta propuesta también se la define como “armónica de blues”.
Al consultar expertos en música o bibliografía especializada, descubrimos además los rasgos distintivos de la armónica de tremolion (caracterizada por su fila de agujeros doble con un par de lengüetas tanto en el agujero superior como en el agujero inferior), la armónica octavada (generan la sensación de ser sonidos generados por dos armónicas al mismo tiempo) y de las armónicas orquestales. Hay, dentro de este último grupo, armónicas orquestales melódicas y armónicas de acordes.
Un último dato para complementar la información sobre los instrumentos conocidos como armónicas: la pieza que se conoce como armónica de cristal no es una variedad de las armónicas presentadas líneas arriba sino un instrumento idiófono con el cual se generan sonidos cristalinos a partir de platos de tamaños diversos organizados de manera horizontal en distintos niveles.