Por lo general, una palabra en plural da cuenta de la existencia de mucha cantidad de algo señalado en singular, pero esta cuestión no siempre se cumple. Un raviol, según información del diccionario de la Real Academia Española (RAE) no es una unidad de un plato de pastas sino una “papelina”, es decir un diminuto paquete armado en papel que en su interior contiene droga para venderla por menor. El raviole o ravioli (o directamente ravioles o raviolis), en cambio, sí alude a los pequeños cuadrados de masa que se rellenan con diferentes ingredientes.
A la hora de preparar este menú, las opciones son numerosas y les ofrecen un sinfín de posibilidades a los comensales. Es posible optar, por ejemplo, entre ravioles de verdura, ravioles de pollo y ravioles de ricota, aunque también existen los ravioles de calabaza, los ravioles de salmón, los ravioles de atún, los ravioles de seso y los ravioles de pavita, por agregar más alternativas.
Más allá del contenido de la masa, a estas pastas se las puede acompañar con manteca, con aceite, con crema o con alguna salsa especial (tuco, salsa blanca, salsa a los cuatro quesos, boloñesa, etc) que realce todos los sabores del plato.
Cabe destacar que a los ravioles se los puede comprar en fábricas de pastas o supermercados, pero también pueden ser resultado de un trabajo artesanal en el hogar que permita deleitarse con una porción de ravioles caseros. Para consumirlos se los puede hacer hervir o prepararlos fritos, según las preferencias de cada persona.