El concepto de mito, según se advierte al analizar todos los significados de esta palabra, tiene múltiples aplicaciones, razón por la cual es posible enmarcar el término en numerosas categorías.
En territorio peruano, por ejemplo, hay una localidad llamada Mito, mientras que en el reino de las aves existe una especie perteneciente a la familia Aegithalidae que también se identifica con el mismo vocablo. Asimismo, se puede individualizar al mito de arbustos, tal el nombre que recibe un ave de cola larga propia de América del Norte.
Los denominados mitos urbanos, en cambio, son creencias o leyendas populares que se basan en una exageración de un hecho real o en una combinación de realidad y ficción, difundiéndose de boca en boca y teniendo repercusión en medios de comunicación y/o en Internet.
Si nos centramos en las historias y narraciones que se clasifican como mitos, es posible descubrir asimismo un mito de carácter etiológico definido como mito fundador o fundacional que sirve para explicar el surgimiento de algo, ya sea polis, ritos, disciplinas, etc. Hay, en este marco, mitos griegos, mitos tartésicos, mitos romanos, mitos vascos y mitos precolombinos. Por otra parte, adquieren relevancia los mitos genealógicos (con afirmaciones falsas sobre la historia de los apellidos y los escudos).
De buscar propuestas literarias asociadas a esta palabra, encontraremos como opciones a tener en cuenta “Mitos del antiexilio” (publicado por el autor cubano Armando de Armas), “Mitos de Cthulhu” (ciclo literario creado por el norteamericano Howard Phillips Lovecraft) y “Mitos y leyendas del mundo” (cuyo contenido fue compilado y adaptado por Fabio Silva Vallejo), entre muchas otras.