Al examinar nuestro cuerpo podemos llegar a descubrir que la pigmentación de algunas zonas ha variado, dando origen a manchas en la piel que, si bien en gran parte de los casos son normales y benignas, siempre merecen ser tenidas en cuenta. Ante una sospecha o detección de algo inusual en el color o textura de esas marcas cutáneas, es fundamental consultar a un dermatólogo para que el profesional analice la situación.
Más allá de las manchas que pueden surgir a cualquier edad en áreas expuestas al sol, es interesante saber que hay gente que tiene las llamadas manchas de nacimiento, tal como se define a marcas benignas ocasionadas por un desarrollo excesivo de los vasos sanguíneos que suelen hacerse visibles durante el primer mes de vida de un ser humano.
Al profundizar en el tema, es posible establecer que entre las manchas de piel más frecuentes aparecen los lunares, así como también los lentigos solares o “manchas de la edad”, ya que surgen como resultado de la exposición a la radiación ultravioleta o el envejecimiento.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que la aparición de manchas en la piel puede ser un síntoma vinculado a un amplio abanico de enfermedades. El síndrome purpúrico, por señalar un caso específico a modo de ejemplo, provoca en quien lo padece una serie de manchas rojas que, por ser evidencia de un sangrado subcutáneo, exigen una evaluación diagnóstica inmediata para poder establecer su causa y, a partir de esa información, indicar el tratamiento más adecuado.