Un mecanismo, de acuerdo a la teoría, puede ser un sistema práctico al servicio de un arte, un proceso o un conjunto de piezas que forman parte de una estructura y están dispuestas de manera tal que contribuyan al funcionamiento perfecto de algo. En la vida cotidiana, observando a nuestro alrededor y analizando múltiples cuestiones, podemos hallar numerosos tipos de mecanismos, algunos de los cuales describiremos en los párrafos siguientes con el objetivo de ayudarlos a reconocer las distintas aplicaciones de esta noción.

Los expertos en Psicoanálisis, por destacar un caso concreto, definen como mecanismo de defensa a una estrategia que se vale del yo para resguardarse frente a las ideas e impulsos que podrían llegar a provocarle al sujeto un desequilibrio psíquico. Quienes se especializan en Ingeniería Mecánica, por su parte, describen como mecanismo de retorno rápido a aquel que se emplea en herramientas de maquinado cuando se busca efectuar cortes en una determinada pieza.

En el marco de la dinámica química, en tanto, se presenta como mecanismo de reacción al grupo de estados o fases que conforman una reacción química, así como en el ámbito de la Biología se alude a la expresión “mecanismo de aislamiento reproductivo” para hacer foco en los comportamientos, procesos fisiológicos y particularidades que imposibilitan el apareamiento o la cruza de dos organismos que pertenecen a distintas especies.

De examinar un reloj en profundidad, por proponer una última alternativa, podremos descubrir al denominado mecanismo de escape, tal como se identifica al dispositivo responsable del clásico “tic-tac” de estos accesorios.