El concepto de materia se ramifica a nivel cotidiano para dar lugar a múltiples interpretaciones y usos. Entre los distintos tipos de materias que podemos reconocer de manera sencilla se encuentran las asignaturas del campo educativo (“Tengo que rendir bien una materia para no repetir el año”) y los elementos de la naturaleza que se aprovechan para desarrollar productos (“Hago abrigos usando lana de oveja como materia prima”), por ejemplo.

En el ámbito religioso, en tanto, se hace alusión a la materia del sacramento (como lo es el agua en el marco de un bautismo, por señalar un caso a modo de referencia), a la materia próxima del sacramento (como el ritual de la ablución en el bautismo) y a la materia remota del sacramento (cosa u objeto sobre el cual recae el acto de la ceremonia).

Cuando un dato no debe salir a la luz por el valor de su contenido o la trascendencia de la información, por señalar otra posibilidad, se lo describe como “materia reservada”, así como los asuntos abarcados desde el gobierno son considerados “materia de Estado”.

La materia médica (rama terapéutica focalizada en el estudio de los medicamentos y el análisis de las sustancias empleadas en los fármacos), la materia másica (la cual puede examinarse tanto a nivel micro como macroscópicamente), la materia no-másica (como la energía del universo integrada por campos o partículas sin masa) y la materia bariónica (parte del universo compuesta por bariones, a los cuales se define como fermiones de interacción intensa) son otras clasificaciones que permiten apreciar el amplio y diverso alcance de esta noción.