A lo largo de nuestra vida, ya sea por controles de rutina o por ciertos padecimientos que nos obligan a realizar tratamientos o prácticas quirúrgicas a fin de restablecer la salud, consultamos a diferentes clases de médicos.

Más allá de poder definir a estos profesionales en base a su edad, su nacionalidad o su experiencia, entre otras variables que permiten hacer referencia a médicos jóvenes, médicos grandes, médicos residentes, médicos experimentados o a médicos extranjeros, la especialidad de cada uno es clave para identificarlos con precisión. El médico veterinario, por indicar un caso específico, no brinda atención médica a las personas (quienes pueden tener o no un médico de cabecera para atenderse siempre con el mismo profesional generando con él un vínculo de cercanía y confianza) sino que sus pacientes son animales (perros, gatos, peces, monos, caballos, etc).

Los médicos forenses o legistas, en tanto, se dedican a cuestiones relacionadas a la Medicina Legal y se vinculan por su tarea a juzgados de instrucción. Los médicos cirujanos, por su parte, se encargan de solucionar problemas en un quirófano por medio de cirugías, mientras que el médico pediatra se focaliza en la atención de bebés y niños.

En los centros de salud, también es posible hallar médicos de guardia (destinados a resolver emergencias o a atender a pacientes que llegan al lugar con un problema repentino), médicos clínicos (los cuales están capacitados para dar diagnósticos o derivar los casos según la especialidad a la que corresponda cada cuadro), médicos ginecólogos (para la atención de la mujer) y médicos cardiólogos (aquellos que se encargan de la parte cardiovascular), por señalar algunas posibilidades.