El hecho de fundar, originar o establecer algo da como resultado una fundación. Interpretado desde el Derecho, este término identifica a una persona jurídica al frente de una organización o asociación sin fines de lucro.
La idea se aprovecha además en Ingeniería, Construcción y Arquitectura para aludir a los cimientos de una obra, así como también es una noción muy presente en el ámbito artístico por ser parte de títulos de libros, obras de teatro y películas. Isaac Asimov, por ejemplo, enriqueció a la literatura con la “Saga de la Fundación”.
Distinto es el caso de las fundaciones eclesiásticas, donde se establece un contrato por el cual alguien se compromete con algo pactado de manera previa, cediendo un patrimonio a una autoridad eclesiástica que se hace responsable por los intereses recibidos a cambio de determinadas tareas (dar misas, desarrollar acciones de caridad, etc).
En la vida cotidiana podemos colaborar o involucrarnos con fundaciones nacionales (con cobertura dentro del propio país de quien se interesa o se suma a la causa) o con fundaciones internacionales (con trascendencia sin límites de fronteras).
Las temáticas abordadas por cada entidad, asimismo, permiten diferenciar entre fundaciones cuya labor se relaciona a cuestiones de nutrición y alimentación, fundaciones centradas en la estimulación deportiva, fundaciones focalizadas en la contención y protección de niños, fundaciones que trabajan por el bienestar y la salud de la población, fundaciones que impulsan acciones de educación ecológica y protección del medio ambiente y fundaciones que dirigen sus esfuerzos al fomento de la lectura, por señalar algunas a modo orientativo.