Se conoce como compresor a todo equipo que tiene la capacidad de comprimir. Si hacemos foco en las máquinas de fluido que se desarrollan con el fin de incrementar la presión y generar el desplazamiento de compresibles (por lo general, vapores y gases), entonces hallaremos múltiples variedades.
Hay, en este contexto, compresores de desplazamiento positivo (se caracterizan por utilizarse en casos donde se registra un volumen escaso o hay una presión elevada, como por ejemplo ocurre con los infladores de bicicleta) y compresores dinámicos (reservados para generar un volumen considerable de aire a presión baja, como ocurre con los ventiladores de uso hogareño).
Si pensamos, por otra parte, en un compresor atmosférico simple no tardará en ganar relevancia el compresor de émbolo. De ampliar el horizonte, aparecerán además los compresores de tornillo, los compresores alternativos y los compresores rotativos de paletas, por indicar otras propuestas a modo de referencia.
Lejos de estas interpretaciones, se destaca el compresor vinculado al sonido, basado en un procesador electrónico que se encarga de minimizar el margen dinámico de la señal eléctrica en casos donde se supera un cierto umbral.
Otras clases de compresores que demuestran la diversidad existente en torno a estos productos: compresores axiales (turbomáquinas muy presentes en el campo de la aviación), compresores digitales (para achicar el tamaño de los ficheros), compresores elásticos (elemento de uso médico para generar compresión sobre una vena, por ejemplo, al momento de realizar una extracción de sangre), compresores centrífugos (también conocidos con la denominación de radiales), etc.