Las sustancias que tienen la capacidad de coagular, según se desprende de la teoría, se describen como coagulantes. Hay, a nivel general, una amplia variedad de opciones que se utilizan con diferentes fines en distintos contextos. Con el objetivo de ayudarlos a saber más sobre este tema, a continuación enumeraremos algunas alternativas comunes a nivel general.
Los coagulantes líquidos de procedencia vegetal, por mencionar una posibilidad, invitan a mantener en buen estado los sitios donde se realiza el tratamiento de aguas residuales sin necesidad de poner en riesgo a los individuos. Son productos naturales de gran efectividad que no presentan características corrosivas y que carecen de reguladores adicionales de pH.
También en versión líquida se pueden conseguir coagulantes inorgánicos capaces de eliminar fluoruros en disoluciones de aguas residuales. Además, se fabrican coagulantes sintéticos que contribuyen a un clarificado que le aporta buena calidad al agua depurada.
Por otra parte, es posible conseguir medicamentos coagulantes (inyectables) que tienen el objetivo de contribuir a una adecuada coagulación del sistema sanguíneo (aumentando la cantidad de plaquetas) y minimizar así el riesgo de que el paciente sufra una hemorragia. Otras versiones de coagulantes medicinales se ofrecen en spray para frenar el sangrado de una herida superficial. De igual modo, hay productos coagulantes de uso veterinario para cuidar la salud de múltiples especies de animales.
De buscar más alternativas que nos permitan profundizar en esta temática, podremos descubrir la existencia de plantas consideradas como coagulantes naturales (tal como sucede con el ciprés y la ortiga) y de enzimas coagulantes que se utilizan, por ejemplo, para elaborar quesos.