Los expertos en cuestiones eléctricas definen como capacitor o condensador eléctrico a los dispositivos que pueden sustentar un campo eléctrico gracias a su capacidad para almacenar energía. Son elementos que permiten que la corriente circule dentro de un circuito y suelen aprovecharse en memorias, baterías, tubos fluorescentes, cámaras fotográficas, etc.
Se trata de un tema algo complicado de comprender si uno no se especializa en electrónica o electricidad, pero para que al menos todos puedan tener una noción general sobre estas piezas a continuación describiremos las variedades que existen en materia de capacitores.
Los capacitores de aire, por ejemplo, se tienen en cuenta para frecuencias elevadas. También aparecen como opción para tensiones y frecuencias altas los capacitores de mica, aunque el costo considerable de estos objetos que toleran temperaturas elevadas y no se dañan con la humedad o la oxidación suele dejarlos en segundo plano.
Los capacitores de papel, por su parte, poseen utilidades dentro del ámbito industrial. En este contexto adquieren relevancia los condensadores autorregenerables, piezas que además de papel incluyen aluminio.
Los capacitores electrolíticos, en cambio, se subdividen según sus composiciones y aplicaciones en condensadores de aluminio (presentes en equipos de audio y fuentes de alimentación), capacitores de tantalio y condensadores bipolares destinados a corrientes alternas.
Los capacitores de poliéster, los condensadores de poliestireno, los capacitores cerámicos, los capacitores síncronos y los capacitores variables (conjunto que incluye a los condensadores de diferencial variable, los condensadores de mariposa, los capacitores variables de estator fraccionado, etc) son otras alternativas que le aportan diversidad al rubro.