A la hora de elegir un ejercicio físico para mantenerse en buen estado que pueda realizarse al aire libre y en cualquier momento del día, mucha gente opta por salir a trotar.
Se trata de una alternativa aeróbica que supone cubrir una cierta distancia caminando con prisa, sin llegar a correr pero dando pasos ligeros a una velocidad mayor que la utilizada para las caminatas.
Quienes practican equitación, por su parte, definen al trote como el estilo que adopta el caballo cuando avanza con saltos simétricos alternados en dos tiempos según cuáles sean sus puntos de apoyo en cada movimiento. En este contexto es posible marcar diferencias entre el trote sentado (en el cual el jinete acompaña el andar del ejemplar sin necesidad de hacer esfuerzos o maniobras para alterar el modo de avanzar) y el trote alzado (modalidad donde hay maniobras del jinete para apoyarse en los estribos).
El trote en la “buena diagonal” (una clase de trote en posición elevada) y el trote en equilibrio (donde el jinete no se sienta en la silla con el fin de ayudar al caballo a ganar velocidad) son parte de las alternativas que se consideran al hacer equitación. El trote árabe, en tanto, constituye otra posibilidad: en este caso, el jinete conserva una posición vertical, como se observa en los saltos de obstáculos.
La expresión “trote cochinero”, según se advierte al repasar los usos prácticos de este término en idioma español, permite describir de manera coloquial al estilo de desplazamiento corto y rápido.