A diario generamos a partir de nuestras actividades cotidianas (como comer, beber y comprar algo) una gran cantidad de residuos que, por lo general, van a parar sin distinción de ningún tipo a un mismo cesto de basura. Claro que, para cuidar el planeta y vivir un poco mejor, es necesario tener presente siempre que hay desechos que se pueden reciclar y otros que no, razón por la cual es aconsejable mantenerlos separados.
Para ayudarlos a conocer más sobre las diversas categorías de residuos, en Tipos.com.mx hemos publicado información general sobre esta temática y datos concretos en relación a los residuos inorgánicos. Ahora, como advertirán al leer el título de este artículo, la idea es ofrecerles detalles sobre los considerados residuos orgánicos.
Dentro de este último conjunto mencionado aparecen las cáscaras de los alimentos y los restos de frutas, verduras, carnes y huevos así como cualquier elemento que en algún momento tuvo vida o perteneció a algún ser vivo, todos materiales que, por tener la particularidad de descomponerse de manera natural, se consideran biodegradables. Cabe resaltar que, como no existe un único estado para esta clase de residuos, además de definirlos como orgánicos se los cataloga, de acuerdo a cada caso, como basura líquida o sólida (Ejemplo: los restos de claras y/o yemas son residuos orgánicos líquidos, mientras que la cáscara de una banana es un residuo orgánico sólido).
La basura orgánica es ideal para reciclar, una acción que permite reutilizar ciertos productos y, de esta manera, contribuir con el cuidado del medioambiente. Con las sobras de una comida, por ejemplo, se puede elaborar compost, un abono de carácter orgánico ideal para las plantas.