Desde hace tiempo, muchas personas modifican su apariencia cambiando parte o bien la totalidad del color de su cabello. Algunos lo hacen para disimular las canas que aparecen con el paso de los años; otros, simplemente para renovar el look. Varían las tonalidades, las motivaciones para hacerlo y hasta el modo de concretar el proceso (unos pueden ir a la peluquería, mientras otros se tiñen en sus hogares) pero, en todos esos casos, se utiliza tintura.

Esta palabra, como se advierte al buscar información sobre sus definiciones y aplicaciones, identifica a sustancias que le imprimen color a algo (puede ser pelo, pero también telas y otros productos). Hoy, a fin de ayudarlos a ampliar sus conocimientos, la idea es hacer foco en las categorías en las cuales se subdivide el concepto.

Es posible hallar, por ejemplo, tinturas o tintes de origen natural (es decir, derivados de minerales, plantas, etc) que se aplican en diversas clases de fibras textiles para darles color. Las maderas, por su parte, pueden ser tratadas con tinturas especiales de múltiples tonalidades, así como existen además tinturas o tintes aptas para consumo que se reservan como colorantes de alimentos.

En relación a la estética personal, resulta interesante resaltar la variedad en materia de tinturas de pelo, cejas y pestañas. Hay tinturas sin amoníaco, tinturas hipoalergénicas, tinturas permanentes y semi-permanentes, tinturas aclarantes…

Más allá de las mencionadas, existen soluciones como la tintura de yodo, la tintura de hierro, las tinturas acuosas y las tinturas alcohólicas, por citar algunos ejemplos a modo de referencia.