Tengamos o no una mascota en nuestro hogar, siempre hay que saber que frente a parásitos como las garrapatas, no solo los animales están en peligro: nosotros, los seres humanos, también podemos ser víctimas de estos ácaros. Por esa razón es importante estar informados y tomar todas las medidas de precaución para evitar inconvenientes de salud.
Estos organismos, de los cuales los expertos en el tema calculan que existen cerca de 800 especies, se caracterizan por chupar la sangre de diversas especies de mamíferos y son vectores de una amplia variedad de enfermedades de carácter infeccioso.
A grandes rasgos, es posible distinguir a las garrapatas duras (pertenecientes a la familia Ixodidae, deben su denominación a que tienen el cuerpo protegido por una coraza dorsal o escutelo) y a las garrapatas blandas (no poseen escutelo y son de la familia Argasidae, generalmente parásitos de aves). En cualquier caso, constituyen un gran problema a evitar pero también a combatir porque dañan a los animales de compañía, a animales silvestres, al ganado y a cualquier individuo.
Si profundizamos la búsqueda de datos, aparecerán como alternativas a considerar la garrapata canina marrón (Rhipicephalus sanguineus) y la garrapata común (Ixodes ricinus).
Más allá de esta interpretación del concepto, es interesante saber que este término se aprovecha en el lenguaje propio del campo militar para denominar al caballo inútil de los regimientos de caballería. En cuestiones de vegetación, en tanto, se puede hacer alusión a la existencia de un arbusto bautizado como garrapata yuyo y a la de una planta trepadora propia de América tropical y el Caribe a la cual comúnmente se la llama garrapata de playa.