De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), el concepto de fusible puede funcionar como adjetivo para describir a aquello que puede ser fundido y como sustantivo para identificar a un elemento o dispositivo que se incluye en cierta parte de una instalación eléctrica para que sea capaz de interrumpir un exceso de corriente.

En base a su vida útil, su aplicación, su diseño, su función, su tamaño y los materiales que se emplean para desarrollarlos, entre otras variables, estos productos pueden ser enmarcados en diversas categorías.

Así como hay fusibles descartables, hay también fusibles renovables y otros que se catalogan como inteligentes porque permiten aprovechar partes del dispositivo que no fueron afectadas por el uso anterior.

Es interesante tener en cuenta además que es posible conseguir fusibles de acompañamiento y fusibles de uso general. Hay fusibles diseñados para conductores y cables, otros para aparatos de conexión, fusibles semiconductores, transformadores y fusibles capaces de proteger instalaciones de minería.

De investigar las alternativas con mayor profundidad, lograremos distinguir asimismo entre fusibles de fusión rápida (brindan protección frente a cortocircuitos y sobrecargas), fusibles de fusión lenta (para sobrecargas sostenidas), fusibles para proteger líneas muy extensas, fusibles de acompañamiento de disyuntores, fusibles de uso general con tiempo retardado de fusión y fusibles de acompañamiento y protección de motor, por enumerar otros a modo de referencia.

Claro que la oferta no se limita a los elementos descriptos en los párrafos anteriores: los fusibles cilíndricos de vidrio propios de fuentes de alimentación y de electrodomésticos, los fusibles para vehículos y los fusibles de instalaciones ferroviarias son también parte de la amplia y diversa variedad.