“Es necesario poner el foco en lo que verdaderamente importa”, “Los bomberos debieron combatir varios focos de incendio”, “Esos focos se han quemado”… Muchas son las interpretaciones admitidas para el concepto de foco, una palabra sujeta a múltiples clasificaciones que en esta oportunidad intentaremos enumerar y describir para ayudarlos a saber más al respecto.
Desde la perspectiva de la Física, los expertos invitan a diferenciar entre el foco real (tal como se reconoce al que compone a una lente o espejo), los focos acústicos (puntos en los cuales se concentran las ondas sonoras que son reflejadas por las superficies cóncavas) y los focos virtuales (punto donde se reúne cada prolongación de los rayos de luz que reflejan los espejos convexos o que refractan las lentes cóncavas).
Una cámara fotográfica, en tanto, puede darle al usuario la opción del autofoco para que el enfoque de la imagen se lleve a cabo de manera automática. Hay en este marco dos posibilidades: el autofoco pasivo (el más usual a nivel general) y el autofoco activo (más específico y complejo, pudiendo incluso ser aprovechado en un entorno oscuro).
De examinar los focos de iluminación, por otra parte, encontraremos productos para lámparas con alimentación eléctrica que pueden ser simétricos (para alumbrados extensivos) o asimétricos (generalmente empleados en alumbrados intensivos).
Cabe destacar además que la Geometría nos lleva a analizar focos de una hipérbola, focos de parábolas, focos de elipses y el foco de la circunferencia.
El foco calórico, por último, se caracteriza por ser un sistema termodinámico que tiene la capacidad de intercambiar calor sin que sus propiedades de temperatura, volumen o presión se modifiquen.