Una donación, sin importar qué ni cuánto esté en juego, es un acto basado en la generosidad que da cuenta de un compromiso social motivado por el deseo de ser solidario.

A la hora de donar, es decir, de dar algo sin esperar nada a cambio, algunos buscan cubrir necesidades materiales y otros se movilizan a partir de requerimientos vitales. De este modo, aparecen múltiples categorías para enmarcar a las donaciones.

Día a día, gracias a personas de buen corazón que se sensibilizan con diferentes causas, se registran a nivel mundial donaciones de alimentos, donaciones de juguetes, donaciones de útiles escolares, donaciones de materiales de construcción y donaciones de ropa. Por lo general, todo lo recaudado se suele destinar a hogares de bajos recursos, familias que necesitan ayuda tras atravesar algún contratiempo, orfanatos, comedores, escuelas, hospitales y toda institución que se encargue de cubrir las necesidades básicas de la gente. Por supuesto, también se producen y se reciben donaciones de dinero con distintas finalidades (se puede donar dinero para colaborar con un refugio de animales, para cubrir los gastos de una intervención quirúrgica costosa, etc).

Lejos de estas posibilidades, aparecen las donaciones más delicadas donde el organismo está en juego. Por fortuna, cada vez más personas se ponen en el lugar del otro y, con absoluta generosidad, aceptan realizar donaciones de sangre (aún cuando no conocen al paciente que la necesita) y donaciones de órganos. Sobre esta última realidad, es importante destacar que existe tanto la donación de órganos entre vivos (el procedimiento varía de acuerdo a las leyes de cada país, ya que pueden darse casos de donantes vivos relacionados, donantes cruzados, donantes altruistas, etc) y de donantes recientemente fallecidos (si la persona que perdió la vida manifestó alguna vez su voluntad de ser donante o si sus familiares autorizan el procedimiento).