Haciendo uso de nuestra creatividad podemos llegar a lograr collages originales e interesantes, pero para arribar a resultados extraordinarios primero tenemos que tener en claro qué significa este concepto y qué posibilidades admite.

Si nos respaldamos en la teoría, sabremos que se define como collage a un método pictórico que invita a combinar y pegar diferentes materiales sobre una superficie o lienzo.

En la práctica, existen varios caminos para obtener mediante esta técnica un gran efecto con sensibilidad artística. Todo depende de los materiales y el formato que seleccionemos.

Es muy común, por ejemplo, que reunamos una amplia cantidad de fotografías y armemos un collage con ellas. Podemos, en este contexto, distribuirlas sin seguir una estructura puntual (apiladas sobre algún vértice, con diferentes orientaciones, etc) o ubicarlas de manera tal que podamos reflejar la apariencia de una mariposa o un coche, por citar diseños específicos.

Las herramientas tecnológicas, por su parte, nos brindan la posibilidad de armar collages animados inspirándonos en temáticas varias, así como la sensibilidad artística y los conocimientos precisos nos permiten desarrollar collages tridimensionales que pueden publicarse en libros. Precisamente, los volúmenes editoriales también pueden servir para hacer un collage: si ponemos sobre una mesa o vitrina múltiples obras con portadas de tamaños, colores y texturas distintos conseguiremos atraer la atención con un collage de carácter literario.

Cabe destacar además la existencia de los collages con fines publicitarios: para promocionar una ciudad, por describir una alternativa, se puede armar un collage con imágenes de los principales atractivos de la localidad y darlo a conocer mediante folletería. Lo mismo para una empresa que desea conseguir más clientes: con un collage fotográfico podrá exhibir sus instalaciones, productos, etc.