El acto de bañarse o bañar se define como baño (“Voy a tomar un baño de inmersión para relajarme”), aunque el uso más común de esta palabra guarda relación con el ambiente o lugar de casas, departamentos, comercios, instituciones, etc. reservado para el desarrollo de prácticas vinculadas a la higiene y a las necesidades fisiológicas.

Los cuartos de baño siempre varían en función de su tamaño, su diseño y los artefactos que incluyen. Asimismo, el concepto da origen a numerosas expresiones que no en todos los casos guardan relación con el habitáculo donde suele haber ducha, bañera y retrete (o inodoro). Hay baños modernos, baños con artefactos antiguos, baños químicos (portátiles) y baños de visitas (también conocido como de servicio), por indicar algunas alternativas.

Cuando se habla de baño ruso, por ejemplo, se hace alusión a un baño de vapor que se complementa primero con masajes y, después, con un baño con agua de temperatura baja. El baño turco, por su parte, se caracteriza por ser a altas temperaturas con vapor de agua.

Otras expresiones que demuestran el amplio alcance de esta noción: baño María (empleado en cuestiones gastronómicas, para cocinar a partir de un calor indirecto generado por ubicar una vasija en el interior de un recipiente con cierto nivel de agua), baño de sangre (se define así a una masacre o asesinatos múltiples), baño de asiento (práctica aconsejada con fines terapéuticos o curativos, para aliviar dolores, higienizar partes íntimas tras una intervención quirúrgica, etc), baño refrigerante (mezcla que sirve, en un laboratorio, para conservar ciertos elementos a temperatura baja).