Para representar en una sola palabra a los sonidos que surgen a raíz de la vibración de las cuerdas vocales surgió hace ya mucho tiempo el concepto de ‘voz’, una noción que no tardó en expandir su alcance y permitió de este modo abarcar cuestiones relacionadas a otros contextos o ámbitos.
Hoy en día, voz no sólo da cuenta del tono con que cada individuo habla sino que también hace foco sobre un asunto gramatical que permite reconocer si una determinada oración posee sujeto paciente o agente; permite identificar en el plano musical a cada línea melódica perteneciente a una misma estructura polifónica (cantar a una, dos o más voces) y describe a la facultad o habilitación para opinar en un cierto entorno (asamblea, junta, etc.).
Como se puede advertir tras leer los párrafos anteriores, se trata de un término con múltiples acepciones. Según el mensaje que uno desee o necesite ofrecer, podrá entonces apelar a expresiones compuestas que le permitan hacer más preciso y contextualizado su discurso.
De querer hacer referencia a cuestiones gramaticales, por ejemplo, se hablará de acuerdo al caso de voz activa (ante sujetos agentes) o voz pasiva (de estar frente a un sujeto paciente), mientras que se resaltarán las ideas de voces agudas o voces cantantes cuando se hable de música.
Voz de mando, en cambio, se utiliza para apuntar a quien se encarga de dar órdenes u organizar algo (en el plano militar, el líder que ordena a sus subordinados), así como “voz de la conciencia” es una expresión que simboliza al remordimiento o al sentimiento de culpa que puede llevar una persona por actuar de un modo inadecuado.